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viernes, 23 de octubre de 2015

La Sauna


La sauna es un baño de vapor, en un recinto de madera, a muy alta temperatura, que produce una rápida y abundante sudoración, y que se toma con fines terapéuticos e higiénicos. También hace referencia al local en que se pueden tomar estos baños.


En función de la temperatura y humedad relativa que se configure, podemos hablar de baño turco (no más de 70º C y una humedad relativa muy alta, en torno al 100%) o de sauna finlandesa, conocida normalmente por sauna (temperaturas superiores a 70º C y una humedad inferior al 20%).

El proceso de dicho baño tiene varias fases, no solo estar durante un tiempo dentro de la sauna, aproximadamente entre 10 y 15 minutos, a una alta temperatura y sudar, como muchos podríamos pensar.

A este primer paso, le sigue el de enfriamiento, mediante ducha con agua fría, baños de  inmersión en agua fría, o  frotando el cuerpo con escarcha, hielo o nieve, como hicieran en los países nórdicos.

Por último, se descansa durante unos 15 o 20 minutos, para relajar el cuerpo, tiempo durante el cual podemos tomar un masaje,  dar un paseo,  tomar un baño, etc.

El ciclo completo nos puede llevar fácilmente de 30 a 40 minutos y se puede repetir hasta un máximo de 3 veces, aunque no es aconsejable pasar más de 40 minutos dentro de la sauna. De ahí que sea una actividad que requiere tiempo y debe llevarse a cabo sin prisas, precisamente es un remedio muy eficaz contra el estrés.

Los beneficios de la sauna son numerosos, porque el aumento de la temperatura corporal hasta los 40º C aproximadamente y luego el enfriamiento, repercuten muy directamente en el sistema circulatorio, haciendo que se expandan y luego contraigan las vías circulatorias, variando la presión y saturación. Pero esto mismo, puede suponer un riesgo para personas con problemas circulatorios, hipotensión, cardiopatías, procesos inflamatorios internos, etc.

Está indicado para todas las personas, niños, adultos o mayores, pero siempre es conveniente consultar con el médico para descartar que se padezca cualquier enfermedad que pueda ser incompatible con la práctica de la sauna o bien que requiera de ciertos límites o cuidados en su uso. Entre sus muchos beneficios podemos destacar los siguientes:



Limpieza de la piel mediante sudoración.
Relajación muscular y psíquica.
Beneficios para el sistema respiratorio.
Vasodilatación y aumento de la circulación sanguínea.
Normalización de la presión arterial.
Normalización de la temperatura corporal.
Etc.


El origen de la sauna es finlandés y el medio para conseguir esas altas temperaturas era mediante hogueras de leña, por lo que resultaba muy costoso ponerlas en funcionamiento, de ahí que su práctica fuera colectiva y una vez a la semana. En sus orígenes era un lugar sagrado ubicado normalmente en los patios de las casas, más adelante cabañas de madera que se solían construir junto a lagos, para facilitar la fase de enfriamiento mediante inmersión.

Hoy en día en Finlandia, las saunas se instalan dentro de un cuarto en la propia casa, o para el caso de los pisos, las hay más grandes para hacer un uso compartido por los propietarios de las comunidades. Es una práctica habitual de su cultura, formando casi parte de su ser.

Sin embargo en otros países como en España, es mucho más habitual encontrarlas en centros deportivos, gimnasios o centros de belleza y Spa.

Aquí no existe esa tradición, pero es muy fácil conseguir una sauna adaptada a nuestras necesidades, para una, dos o más personas en tiendas especializadas y poder así disfrutar de sus beneficios. Puede ser una forma de vida, un capricho, un tratamiento saludable, pero puede ser para todos porque el precio no es un obstáculo.

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